Grietas


Primavera 2002
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Vivir a mi manera, dibujando mi sol, mi piel, mi camino, mi libertad.
Tu paisaje inquieto afloraba el verde de mi lienzo, elegí elegirte, decidí que seas parte de mi insaciable bosquejo, de mi libertad. Eras tan solo una hincada boca lamiendo la senda de mi fantasía, acosando el riel de mis senos, eras tan solo un sensible texto inspirando la hoja de mi humedad, un deseoso cuerpo latiendo en la fiebre de mi cuerpo.
En mi libertad, sin darme cuenta, nacía una nueva e inmensa expresión, una silente y melancólica suavidad, como todo lo nuevo me gustaba, me seducía, me trasladaba, me calcinaba, me elevaba y sumergía en su originalidad y vos eras parte del novicio olor de mi libertad.
Mi tallada libertad, hacía que siga soñando, que siga gozando, meciendo, viviendo y vos dulce, eras parte del origen de mi sonrisa, del zumo de mi rivera, eras la acoplada piel repasando el murmullo de mis ganas.
Vos, sin fallas, bautizabas mi lengua trenzada a mis besos, indagabas en mi espalda visibles rúbricas sin nombre, llovias en salivas tropezando en mis labios, venerabas el fluído que unía impaciente nuestros diluvios paganos e inocentes.
Pero pausadamente, tu amor, ceñido y libre dejaba de ser parte de mi endeble libertad, tu amor singular y curioso, se diluía en la grieta de mi boceto.
Cuando entendí que aquella suavidad que nacía en mí, aquella expresión que en mi libertad se había presentado ansiosa y pura y sin permiso, era el amor, mi libertad sin límites te había perdido.
Mi libertad no pudo a tiempo descubrir tu suavidad, la dulce suavidad del amor y en libertad, mi amor, te perdía.
Mi libertad hizo que te conozca, que me ames, que te ame, que te goce, mi libertad hizo que conozca el sudor incipiente del amor, ese amor que eras vos. Mi libertad, distraída, hizo que perdiera mi propia libertad, tu amor ya no me pertenece.
Hoy simplemente estoy presa, presa de mi propia libertad, presa del amor, de tu tierno amor y en libertad
te extraño.